lunes, 23 de mayo de 2011

NUEVE IMÁGENES FUGACES
DE UN ORGASMO
mal contenido.

Respuestas a una encuesta de El País Semanal pidiendo definir el orgasmo en un tuit.






Verme en tus ojos mirándote en los míos y entrar por ahí a acariciar tu sexo desde adentro, nueve veces, hasta sentir de nuevo el estallido.

Un grito dentro de un grito dentro de un grito dentro de un grito que brota latigueante en todo el cuerpo.

El encuentro ritual de un delirio creciente y un cuerpo donde éste finalmente no cabe.

La obsesiva y fulminante continuidad de un cuerpo hacia donde es imposible que esté: hacia otro tiempo, hacia otro cuerpo.

La afirmación de la vida, no hasta la muerte (eso es del católico Bataille, tan dado a los sacrificios), sino hasta una mejor vida que, lo sabemos, sólo durará ese instante que sentimos eterno.

La transformación, imaginaria y sensorial a la vez, de quien deseamos, en paraíso absoluto, único, explosivo.

La ilusión, convertida en relámpago, de que tu sangre y la mía palpitan la danza loca y ritual que, por un segundo, nos vuelve dioses uno para el otro. 

Una luz que ciega e ilumina y ciega e ilumina de manera creciente la llama que finalmente nos hace parte de ella. 

El crujido final de la sagrada libélula en nosotros, enamorada de la vela sin remedio ni retorno (Attar dixit).
------------------
Leo una versión de este poema aquí.

***********************************************
II
-->
NUEVE NUEVAS FUGAS  
DE UN ORGASMO esta vez muy contenido.

¿Qué es un orgasmo? Eso que con tanto esfuerzo rítmico evito para poder, algunas veces, multiplicarlo. 

El camino delirante, accidentado, carnavalesco y lleno de sobresaltos hacia ti es una y otra vez mi orgasmo. Eyacular es otra cosa.

Actuar ese sueño infinito de ajustarme a tu vuelo hacia la llama de la vela que siempre, con la misma intensidad, nos llama y nos toma y nos hace continuar anhelándonos como llama.

Tu danza incendiada dentro de la mía, sin principio ni final.

La respiración que se acelera, se quebranta, se emociona de nuevo, encuentra su cadencia, crea otra, la pierde, la reencuentra, pero nunca cesa.

Eso que se esconde, que amenaza, que se instala en la larga inhalación que nos eleva y así se muestra largo y definitivo.

Eludir el éxtasis equívoco de la cumbre única del relámpago para entrar en el intenso ascenso espiral que giro a giro van dibujando nuestros cuerpos como una demorada tormenta eléctrica.

Esa flor solar que va creciendo entre nuestras piernas cuando anudadas se multiplican.

Esa luna llena que regresa y se va a cada parpadeo hasta ocultarse plena y radiante en el horizonte de agua de nuestros cuerpos.

---------------------
Leo una versión de este poema aquí.