Sonrisas paralelas,
radiantes,
afiladas,
que dicen del nudo
de nuestros cuerpos
su dulzura
y su firmeza,
su intensidad
y su vuelo.
Sonrisa de amante,
arriba de nosotros
es cada estrella.
Y el desierto
nos encaja
grano a grano
su reloj de arena
en la piel,
como yo en ti,
hundo
lentamente
sin parar,
mis besos.
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Óleo de Fernando de Szyszlo, Noche estrellada.