miércoles, 30 de marzo de 2011

NOTAS CAÍDAS
PARA UN POEMA URBANO
CON JACARANDAS

Foto de Jorge Vértiz.


Hoy las jacarandas me crecen y se me desgajan también por dentro.

Me invade la sensación, por ejemplo, de que por cada flor de jacaranda en el suelo alguien terminó de hacer el amor con una sonrisa. 


Por cada flor de jacaranda en la rama, una promesa, un deseo, un acto de amor a punto de cumplirse. Aunque sea en sueños.


En el instante que dura la caída de una flor de jacaranda alguien está haciendo el amor y siente que ese vuelo es eterno.


Hay que decirlo sin decirlo: de la rama de la Jacaranda al piso el vuelo de la flor es nuestro secreto. Eso que si lo dices, nadie fuera de nosotros lo entiende.


La flor de la Jacaranda crece en racimo como ilusión de besarte pero cae una por una, como tus besos.


La flor de la Jacaranda es una copa sonriente, algo torcida, como un beso que se vuelve mordida.



La flor de la Jacaranda es como una mano que hace magia girando. En su hechizo, al mirarla, nos alegra.

Cuando la jacaranda tiñe piso y cielo ella escribe en mi cuerpo dos palabras: plenitud fugitiva.


El barrendero me dice sonriente: son como pellizquitos que dejan a la calle amoratada. Y no presume de ser poeta.


La jacaranda fluye callada. Su esplendor dentro de nosotros no se detiene. Los autos rugientes bloquean la calle. Avanzan muy difícilmente. Así, en la misma  esquina conviven dos realidades lejanas.




Una vecina triste dice que la jacaranda ensucia su banqueta y su auto mientras otra sonríe con las manos llenas de flores moradas, caídas. Llena una canasta con ellas. Y dice:


Una calle sin jacarandas es como un enamorado sin besos.

Foto de @paseusted
La jacaranda nos hace levantar la vista y creer que, tal vez, la ciudad tiene más árboles que nunca.


La ciudad es hoy un bosque de ficus que corre entre vómitos de concreto. Las jacarandas nos recuerdan que donde sea puede florecer la poesía.


Esperada e intempestiva, la jacaranda sorprende, es como despertar juntos tantos años y siempre decirse, de pronto y por sorpresa, "buenos días".



Dicen que el florista y jardinero Sanshiro Matsumoto las trajo a México desde Brasil. Pero que su nombre es guaraní, y se pronuncia el Jacarandá. ¿Cómo y cuándo perdió el acento y se volvió femenina? 



Foto de Rosa Borrás

Una amiga escritora, Eugenia Noriega, que se aleja del país bailando nota que llegaron juntas las jacarandas y las lluvias de abril. Mientras se aleja cada vez más, casi sin voltear a verme, pienso que ella misma huele a flores y tierra mojada. Está, profundamente jacarandosa.  

Yo no escribo jacarandas, las cultivo. Y a veces las recojo del suelo y del cielo de la poesía.

Porque los poetas le han hecho tantos versos como flores ha tirado la jacaranda al viento.

Juan L. Ortíz se preguntaba de dónde le viene al cielo ese anhelo de morado cuando está a punto de florecer el jacarandá.


Darío le dice: "Erguido en la nostalgia te pintas de un azul blancuzco como el cielo y fino como un tul". 


Machado de Assis confiere a la Jacaranda arquitectura de oratorio y dice que de su madera se hacen bellos libreros.


Enriqueta Ochoa la llama "sueño lila que tira la llovizna de abril y arde sobre el rostro gris de la calle como tierna flama."


Sasha Sokol evoca y convoca el poder que tienen las jacarandas de ser alfombra y nube a la vez.

Foto de Rosa Borrás

Levemente, Mily Santos asegura que las jacarandas tienden una alfombra morada que aligera nuestros pasos.

Para Jorge F. Hernández la melancolía predomina cuando atestigua que "de lila las calles lloran".

Pero los pies teñidos de morado son una forma de plenitud amorosa que se presiente cuando llegan las jacarandas a la rama y al piso y Lylián de la Vega a alguien le dice"Ya llegó la época en donde te quiero cerca. Llegó el tiempo de caminar descalzos y llenarnos las plantas de los pies de color lila." 

Orlando González Esteva dice que al pie del  jacarandá caen las balas y los pájaros.

Alberto Blanco las mira detrás del muro vecino y evoca batallas de su infancia entre flores caídas. 

Frank Lozano la vuelve flor antípoda del narciso: "Por más hermosas que son, las jacarandas no pierden el piso."

Severo Sarduy, comentando al primer Carlos Drummond de Andrade, sugiere que a la sombra morada del jacarandá es como mejor se escucha a los contadores populares de historias en las plazas públicas.

Aurelio Asiain nos lleva de la jácara a la jacaranda y así le pone música y parranda para decirnos que hay cosas muy distintas que son la misma: "¡Ah, quién la calle, si en la jácara anda y enamorada! Aquí en la calle, si en la jacaranda llena, morada..."

Y en la misma fiesta florida, cuando Aurelio me dice: "La jacaranda es morada y los ojos moradores, adoradores de mirada demorada." Le respondo al calce: La jacaranda sueña que mira cómo, desde el piso, alguien de morado, demorado, la admira.

Pero no es así todo el año. Pancho Hinojosa lo nota y dice de cierta persona que él conoce: "Era como las Jacarandas, cuando estaba en flor era jacaranda, cuando no, un simple árbol." 

Mirando mucho más arriba: "Las jacarandas en flor hacen por la ciudad lo que las estrellas por la inmensidad nocturna", testifica Adolfo White. Mientras Guadalupe Morfín las ve ya desplomadas como "Constelación de campanas caídas en la madrugada fría."

¿Habrá imaginado Matsumoto ver a su ciudad adoptiva teñida en pocos años así de jacarandas? Somos, en primavera, la huella florida de sus sueños.

Ojalá cultiváramos las jacarandas y aprendiéramos a venerarlas como los japoneses hacen con los cerezos. Seríamos ciudadanos diferentes. Mejores, tal vez, por un instante.
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Una versión posterior se encuentra en el libro 
Dicen las jacarandas, publicado por Ediciones ERA, en cuya página se puede comprar.





18 comentarios:

Las Espirales de Brígida dijo...

Alberto,
Precioso, me encanta, un beso enorme
Steffie

Lilyán de la Vega dijo...

Absorta, como cada año, por las jacarandas, ahora lo estoy también por tus palabras para ellas... como cada vez que te leo.

Gracias por hacer el mundo más bello!

Anónimo dijo...

Visualmente delicioso.
DeKeXu

Clarice Baricco dijo...

Sencillamente hermoso.
Después de mirar una jacaranda, uno no es el mismo.
Abrazos fuertes.

EvaGraciela

Ciudad dijo...

ciudad universitaria modifica sus paisajes tras ese estacional cambio de color...En tabasco sus primos lejanos los flamboyanes hacen su tarea junto con los amarilllos guayacanes y rosas maculises

janny dijo...

Soy una apasionada de los animales y las plantas, más de las rosas, pero ciertamente cuando escuche hablar de una canción llamada jacaranda, que por cierto es hermosa, más interpretada por el trío los tres ases, me llene de una curiosidad tremenda por conocerla, cual fue mi sorpresa, jamás pensé verla en un árbol y mucho menos de ese color. Saben para mí la jacaranda representa la visión de una mujer elegante, con fortaleza de espirítu, alegre, dinámica, pero sobre todo la jacaranda representa para mí la ternura de la mujer en su máxima expresión, no sólo la que ella es capaz de dar, sino la que anhela recibir y para mí el mejor afrodisiaco, lo que puede encender todo mi ser, lo que es capaz a mí si, de hacerme perder el suelo, es el toque exacto entre ternura y pasión. Buenas noches y gracias a usted por publicar tan hermosos sentimientos. Un abrazo, bye.

Peregrina dijo...

Cuando vivía en Coyoacán... ahora mis horizontes son tan diferentes... esta noche me falta el delicioso color de las jacarandas en flor y el olor de mi Coyoacán querido... Me has llevado 20 años atrás... quien dice que no es nada... yo los encierro en un suspiro.

Gracias!!!

Anónimo dijo...

Cuando miro un tapete de flores moradas y veo que los colobries beben de su nèctar, se que es mi cumpleaños.
Gracias por esas bellas palabras que me llevo a mi mañana con café, tapete morado y letras de Alberto. Bonito regalo de cumpleaños

Esta frase me encantò y la llevarè conmigo.

"En el instante que dura la caída de una flor de jacaranda alguien está haciendo el amor y siente que ese vuelo es eterno"

Joyce Buccio.

Unknown dijo...

Las flores de las jacarandas me alegran, me cantan desde lo alto, me enamoran y son la mejor escenografía de esta gran ciudad.

Anónimo dijo...

Mi madre me decía: cuando las jacarandas están en flor mi alma vuela entre sus flores y me olvido de mis enfermedades. Vivo el morado y el mundo se vuelve tenue
¡Gracias eternas por el poema!

Anónimo dijo...

Despues de leer este poema, amo a las jacarandas, tan solo verlas, ese colorido que tienen me alegran la vida

Anónimo dijo...

Cómo quisiera tener la habilidad de expresar mi sentir cuando veo las jacarandas en flor, simplemente las amo. Me encantaron los poemas

No sólo el árbol y las flores son bellas, a mí me encantan las semillas cuando se esparcen entre las flores, poniendo un contraste oscuro y bellamente retorcido en medio del piso morado. Me gusta juntar algunas y ponerlas en un recipiente de cristal, duran eternidades y en ocasiones las divido y pinto al óleo miniaturas en su interior, modestia aparte, quedan hermosas.

Estela Gómez Cruz dijo...

Hola, y hablando de la bella Jacaranda, tambien les aporto algó, dice mi madre que es el único árbol, que se viste de luto, pues florece en plenitud en la semana Santa.
Y agregaría: se desprende de su corola y en el vuelo hacia abajo el Señor nos rescata, para redirigirnos hacía arriba. Bello árbol!!! si tengo una infancia grabada de ese bello color y arboles en flor en la colonia Ciudad Jardín, al sur de la ciudad. Saludos...

Sex Shop dijo...

Muy buenooo!!!!!!!!!

Unknown dijo...

Bellisimo bellisimo q sutileza refresca el alma

CIRCULO CULTURAL DE POETAS LATINOS. Rafael Merida Cruz-Lascano dijo...

Kigo
.
Canto callado
aorma de madera
marimba lila.
.

Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano.

Gonzalo Ramos Aranda dijo...

JACARANDA

“Me subí a una jacaranda, por mi madre soy . . . Aranda.”

Jacaranda, de mi vida,
de la copa consentida,
hojas verdes, terciopelo,
sedas que besan el cielo.

Arbol de corteza agreste,
personalidad silvestre,
brazos fieles, columpiados,
nudos, brotes desmayados.

Si te meces, . . . preferida,
en Tacubaya querida,
la Condesa, por Narvarte,
con sentimiento abrazarte.

Coyoacán, semillas sanas,
tortolitas en las ramas,
follaje que vibra, al viento,
fragante de terso aliento.

Que bonitas primaveras,
flores lilas, mañaneras,
moradas, de azul violeta,
malvas, de corola inquieta.

Tu fronda, sombra, mi manto,
ha llorado, suave, tanto,
rocío, intenso, pegajoso,
sabia de néctar lechoso.

Procedente de Brasil,
México tu tierno abril,
en parques, calles, leyenda,
alfombras muy bien la senda.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 01 de abril del 2016
Reg. SEP Indautor No. 03-2016-070109301200-14

Daranajac dijo...

Pues yo me llamo jacaranda!!!