Entre el naranjo en flor
y el mar
entre tus piernas,
el viento te trae
el viento te trae
hasta mi rostro:
te miro porque te huelo,
te miro porque te huelo,
y al olerte te escucho,
tus sabores en los dedos
y en las uñas tus sonidos.
En el oleaje encrespado
de tu pubis
hundo todo lo mío,
sueños, memoria, ideas,
y navego lentamente
hundo todo lo mío,
sueños, memoria, ideas,
y navego lentamente
tus olores,
tu sonrisa.
Tus anhelos huelen,
saben, hacen ruidos
diminutos, líquidos.
Así dices mi nombre,
Tus anhelos huelen,
saben, hacen ruidos
diminutos, líquidos.
Así dices mi nombre,
ese sonido,
mientras mis dedos
pacientes y curiosos,
lentos, casi detenidos
abren
y acarician
detalladamente
los gajos
labiales,
la fruta púbica,
que casi
pacientes y curiosos,
lentos, casi detenidos
abren
y acarician
detalladamente
los gajos
labiales,
la fruta púbica,
que casi
has puesto
con tu mano
poderosa
con tu mano
poderosa
en mi boca.
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Para escucharlo leído por el autor y con un comentario sobre Claudio Bravo, aquí, en la revista virtual @SinEmbargomx
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Para escucharlo leído por el autor y con un comentario sobre Claudio Bravo, aquí, en la revista virtual @SinEmbargomx
5 comentarios:
Maestro: Siempre un gusto darse la vuelta por aqui.
saludos!
Hermoso, evocador de los sentidos, las sensaciones y los sentimientos. Gracias por compartirlo Alberto
Me gustó, poema de carne y huesos.
Plenamente vivo y sensorial.
Un placer los paseos por tu blog.
es fascinante como las palabras siempre son mas eroticas que las imagenes
divino!
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