Amo despertar
sin saber
de qué lado
de la cama amanezco,
si me abrazas
con la izquierda
o es tu
pierna derecha
la que
posesiva me aprieta
desde algún
sueño.
La memoria
gira también
gozando en
cada instante
el desvarío:
¿Mordí tu
comisura
izquierda
y en ese párpado me detuve
o fue a la
inversa?
Aquí y allá
una línea
delgada
nos separa y
nos une
atando y
desatando sin cesar
nuestros
extremos.
En la
convulsión obscura
de tus besos,
un ansia
encendida
de lado a
lado y viceversa
marca siempre
un solo rumbo:
muy adentro.
Tus labios,
espejo carnal
del hambre
que te tengo,
donde mi
derecha
se vuelve tu
izquierda
para que gire
el mundo
… y una delgada
línea sin final,
vueltos uno
en el otro
luz y
obscuridad
y lo
contrario,
nos dibuje.
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