lunes, 5 de abril de 2010

LA LUZ DESOBEDIENTE
EN UN HUTONG DE BEIJING



De noche
hasta los uniformes
dan la espalda
a los edictos
y en los callejones
secan
sus trajines.

Ahí incluso la luz,
en vez de ser consigna,

u orden inapelable
sabe ser caricia,
claroscuro,
poema quieto,
callado. 

El bullicio
deja de rascar los cielos
y China
de pronto
casi en secreto
es otra vez
sabiamente humana
en los rincones
que, por lo pronto,
se han salvado. 

1 comentario:

BEATRIZ dijo...

Me encantó la segunda estrofa maestro, es un cuadro misterioso entre lúgubre y amaneciendo..

Llegué por facebook, saludos