Agua
que pones en mi boca
con la tuya.
Y en tus labios
Y en tus labios
huellas
de una leve mordida
y una lengua tenaz
en los pliegues leves
en los pliegues leves
de un beso.
El olor de la manzana
El olor de la manzana
que mordías,
no verde, roja,
me obliga
me obliga
de nuevo
a cerrar los ojos
para sentirme
devorado,
bebido,
convertido
luego en un olor
en tu memoria.
4 comentarios:
Increíble lo que surge a veces un simple rose de labios, el deleite ese sabor que provoca el regalo de otra boca... bello :)
saludos
Y luego perder el sueño y la cordura por ese olor, impregnado en la mente y el corazón. Bonito poema! Saludos!
Una danza sensorial que invita se crea en mí, y entonces leo., te leo..
Ophir
Perfecto, como para mi antojo
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