La noche que guardas en la mano,
la noche que abres para acariciarme,
me cubre como un manto navegable.
Voy hacia ti, lentamente.
En la noche,
el brillo de tus ojos me conduce.
Veo tu rostro en ese sueño.
Veo tu sonrisa.
Me dices algo que no entiendo.
Te ríes.
Entonces me lo explicas con las manos,
tocándome.
Dibujas tu nombre en mi vientre,
como un tatuaje,
con letras por ti inventadas,
que son caricias.
Voy hacia ti,
con infinita paciencia,
como si un inmenso mar entero
fuera la medida de este viaje.
Voy de la orilla de mi cuerpo al tuyo.
Tu sonrisa es mi viento favorable.
La noche en el hueco de tus manos
canta como el mar, con furia.
Llenas mi espalda con las huellas
de un oleaje que entra suave
y arañando se retira.
Entras en mis oídos
dibujando caracoles marinos:
dentro llevo ya tus tormentas,
tus ciclones,
tus abismos.
Tus voces bajan ya por mi garganta.
Entras también en mis ojos con tu mirada:
los tuyos tienen el color cambiante del agua.
Entras en mi pecho con el tuyo:
la piel protesta haciendo remolinos.
En la orilla más baja de mi vientre
tus caderas dejan,
una y otra vez,
la curva más violenta de tus olas:
bañas mis playas,
las golpeas y las devoras.
Tu espuma y la mía se mezclan,
como mis labios y los tuyos.
Tu cuerpo de agua canta.
Sus voces me llevan en su corriente.
En la noche de tus manos
visito todos tus sueños.
Déjame contarte con las manos los míos.
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* Poema tomado de mi novela En los labios del agua.
3 comentarios:
Hermoso!! Un abrazo muy grande.
Los sueños nos juntan
la vida separándonos
quiere asustarnos
pero seguimos adelante
sin miedo a la nostalgia.
Siempre,
Ana María
Me enamoras con cada palabra, Alberto. by: @mujeriialeza
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