dentro y fuera de mi delirio,
dentro y fuera de tu cuerpo.
Amanezco en ti antes
de que el sol decante
nuestras sombras.
Tanto en tu sueño
como en mi vientre
tu vaivén marca el tiempo
del torbellino
que nos devora.
Entre tu ombligo y el mío,
van y vienen
dos ceros alineados
formando sin cesar
el signo tenaz que no termina:
∞
Entre tu ombligo y el mío,
van y vienen
dos ceros alineados
formando sin cesar
el signo tenaz que no termina:
∞
Me como ávidamente tu grito,
me como tu forma de decir mi nombre,
me como tus labios lentamente
y me como hoja por hoja
la enredadera de piel alerta
y delirante que nos une.
Todo ahora es invisible
pero nos ata con certeza.
Todo es lejano
pero implacable nos habita.
Me sigue alimentando
tu sonrisa,
una y otra vez,
sin cuentas claras:
porque adorarte es siempre
un acto infinito.
un acto infinito.
4 comentarios:
Adorarte es siempre un acto infinito y la voz lo sabe y se crece...
Ophir
Conmovedor, Alberto.
Gracias por tan intensa manera de escribir.
Inmensamente bello!! si cabe. Lo que toda mujer desearía escuchar algún día.
Mara
Hermoso... sin palabras
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