lunes, 16 de agosto de 2010

TUS LABIOS SON DOS PALABRAS

Las palabras
que te nombran
son más lentas
que la huella
del pellizco
o la mordida,
menos hondas
que la fuerza
de tus manos
sosteniéndote
de mi hombro
o de mi nuca,
apropiándose mi sexo,
acariciándolo.

Menos profundas
y agudas,
ciertamente,
que tu mirada
y que tus caricias.
Que tus huellas digitales
que me cubren.
Y son tan rudimentarias
las palabras como yo
mal descifrando atento,
en cada instante de tu cuerpo,
el bronco río cambiante
de tus deseos.

Las palabras
van llegando
a su ritmo,
tan pausado,
como la sangre
va entrando
en tus labios
vaginales,
dándoles esa plenitud
tan suave
que incita finalmente
a las palabras,
y les dicen
al vuelo:

Mariposa de carne,
orquídea apetecible,
alas de hada en brama,
halo almendrado de una santa hambrienta,
carnada de la más bella devoradora,
aura clara de una diosa oscura,
pliegue y pliegue abriéndose renacidos,
súbita mandorla de mis epifanías,
doble horizonte de mis navegaciones,
doble atardecer encendido,
doble doblez de mis mejores sueños,
extravagante duplicidad irrepetible,
sonriente amiga doble de mi lengua,
dos hojas libres de otoño aún en primavera,
guardianes dóciles y movedizos,
húmedos sacerdotes del jardín del gran goce,
texturas que orientan mis dedos de ciego,
nubes breves antes de la tormenta,
pan y pan saliendo del horno,
espejo deformado,
doble escalera al botón de sobresaltos,
puerta anhelada a mi underworld de maravillas:
donde Suave (a la izquierda) y Sabrosa (a la derecha)
vienen cada día a entregarme, divertidas,
tu embrujada invitación a enamorarme.

Pero tus labios vaginales
son también palabras
de otra lengua:
son ágiles, veloces,
gozosas, subversivas,
bellas y terribles,
espontáneas
y sinceras,
apetecibles
y comelonas,
graciosas
y siempre
a la expectativa,
dos que interpelan
y describen,
revelan
y protegen,
dos palabras elementales
y asombrosas
de fuego y aire,
de tierra y agua,
en tu boca vertical
y luego en la mía,
por ellas
irrevocablemente
poseída.
























Esculturas efímeras de Rosa Borrás hecha con pétalos de flores.
La segunda fue hecha en la presentación de la novela La mano del fuego.



1 comentario:

Sofía Chiquetts dijo...

Más que hermoso, me dejan tus palabras flotando en un limbo de suaves texturas, gracias